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  • Foto del escritorJuanse Chacón

Insumisas

Actualizado: 4 dic 2022


(Apreciamos en la foto al escritor Michel Houellebecq)

No había leído nada de Houellebecq hasta Sumisión. Siempre tuve curiosidad por él, por el escritor forjado en una larga trayectoria literaria que abarca el ensayo, la poesía y la novela. Uno no elige muchas veces el libro que se posa en sus manos ni las circunstancias que determinan una lectura concreta. El caso es que empecé a leer la novela expectante, cierto que sabiendo su temática y recordando que cuando se publicó hubo algo de polémica, pero ante una literatura nueva para mí donde lo primero que he podido constatar es que el francés no pretende acariciarnos con sus historias sino inquietarnos y hacernos dudar por mucho que incomode a los simples.
Detrás de esa imagen extravagante y alocada que a veces ofrece, me ha sorprendido la lucidez y el tono de principio a fin. Solo una persona intelectualmente aseada es capaz de escribir esos pasajes por donde va desarrollando la historia. Solo un escritor concienciado con su presente se mete de lleno en tal embolado cuando gracias a sus credenciales pudiera haber girado la cabeza para otro lado sin necesidad de polémica gratuita. Escribe porque le duele y eso como lector se agradece.
Francia, año 2022, segunda vuelta de las elecciones presidenciales disputadas entre Mohammed Ben Abbes, líder del partido islámico, y la candidata del Frente Nacional, de extrema derecha, Marine Le Pen. Los franceses han de elegir entre estos dos candidatos con el dilema que ello supone. Salga quien salga elegido van a cambiar las cosas; se respira el miedo a que nada va a ser como antes y que los valores laicos en los que se fundamenta la República van a desaparecer. Corre peligro permanecer en la Unión Europea, las libertades conquistadas, el feminismo, el libertinaje tan propio de las sociedades liberales.
François, el personaje protagonista, es profesor universitario, intelectual, cuarentón atractivo, follador, estudioso de la obra de Huysmans, escritor del siglo XIX de quien hizo su tesis y mantiene en sus pensamientos haciendo paralelismos con el presente. Huysmans se convirtió al catolicismo y François también dará un paso trascendente que descubrirán los lectores bien avanzada la novela. Maravilla el contraste entre lo que va sucediendo en las calles y las escenas íntimas donde pese al fatalismo hay una resistencia en el amor y en la carne, en el pensamiento elevado y en el humor que sale a flote para asirnos en las situaciones inauditas. Mientras todo se transforma más allá de las ventanas hay vidas que palpitan. Hay algo en ello que me lleva a Kundera y no tanto a Orwell como he leído.
Publicada en 2015 y situada en el 2022 Michel Houellebecq nos alerta de lo que puede llegar a ocurrir. Claro está que escribo esta Fugitiva literaria a octubre de 2022 y la sumisión no ha sucedido pero eso no quita que más adelante se haga posible. De hecho muchas veces nos encontramos en segundas vueltas presidenciales de países europeos con la extrema derecha como una de las opciones, o donde los dos partidos que se juegan la victoria representan extremismos diferentes. En Sumisión gana Mohammed Ben Abbes con el apoyo de socialistas y de la derecha. Tras una apariencia moderada Ben Abbes va a ir modelando las instituciones a su antojo con la pretensión más apremiante de llegar hasta la cocina de esas escenas íntimas de las que antes hablaba, para que a través de las familias el islam esté en todas partes.
Houellebecq con este texto sumamente político nos hace meditar cómo hemos llegado hasta tal encrucijada en el devenir de Francia, dando a entender que la dejadez de la ciudadanía y partidos políticos ha dado fuerza a visiones más radicales vistas de la perspectiva de lo que hasta ahora había sido una mayoría liberal en amplio sentido del término, personas que más allá de ser más progresistas o conservadoras comparten una idea común de los valores republicanos.
En uno de los capítulos más sobresalientes se produce una interesante conversación entre François y Robert Rediger, nuevo rector de La Sorbona y apasionado místico del islam. Robert habla de la grandeza del Universo, de la belleza de las constelaciones, de la vida inconmensurable en el planeta ante la cual el musulmán se deja llevar en una sumisión lírica ante Alá. Intenta convencer a François para que vuelva a dar clases en la universidad. Tendrá un sueldo mucho mejor que el de antes de la victoria de Ben Abbes y podrá tener varias mujeres que aunque por las calles ya son mucho más comedidas, en el hogar son muy dulces y entregadas a sus maridos.
Bajo mi prisma como lector y no menos místico que Rediger he reflexionado mucho sobre la Europa y el mundo que me está tocando vivir. Pienso que no hay mejor medida para comprobar la libertad de una sociedad que el nivel de feminismo que hay en ella y de insumisión a preceptos que se suponen ya del pasado. Houellebecq nos hace reflexionar, pone a extremismos frente a un espejo, pues muchos que terminaron siguiendo a Ben Abbes venían de las corrientes identitarias de la extrema derecha, donde en un juego de poder les da igual cambiar de Dios si al final van a defender unas costumbres semejantes. De hecho se dice en el libro que para un musulmán es más fácil convencer a un católico que a un nihilista extraviado reflejo de la decadencia ética.
Houellebecq no ofende al islam como tampoco ofendería a los católicos más radicales si hubiera escrito una novela donde triunfan en exceso. De hecho puede que haya musulmanes que al leer Sumisión se enamoren de Rediger. Por supuesto también hay diferentes grados de creyentes y existen posiciones moderadas en el islam. El novelista francés nos hace cuestionarnos para que cada cual decida su posición. Yo me quedo con esa escena privada y hermosa de antes de las elecciones donde se describe explícitamente el sexo entre François y Myriam, joven de familia judía que al final emigran a Israel.

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